Justo Vega: Grandeza de un hombre humilde (+ Video)

13.01.2014 05:00
13 ENERO 2014 4 COMENTARIOS

Justo-VegaLa historia de la décima cubana, de la música campesina y del repentismo, no podría escribirse sin poner en un lugar cimero, el nombre de Justo Vega o más bien, del Caballero de la Décima, como se le recuerda hoy.

 Y es que más que un excepcional intérprete, este hombre sencillo que muchas generaciones de cubanos vimos durante años aparecer en nuestras pantallas de TV, en programas de radio, en actos políticos y en fiestas campesinas comunes en cualquier provincia de Cuba, se convirtió en el rey de controversias memorables, imposibles de olvidar.

Humilde desde el cuna, forjado en el afán de superarse, de trabajar honestamente, acometió desde joven las más diversas labores: peón de obras públicas, almacenero, dependiente en una cafetería, carrero en una fábrica y en no pocas ocasiones estuvo largas temporadas sin empleo durante las primeras décadas del siglo pasado.

 Había nacido en Matanzas y vino a La Habana para triunfar gracias al empeño con que acogió su labor en la radio, ya sea como presentador de comerciales, locutor e integrante de un importante cuarteto conocido en los años 30 como Trovadores cubanos.

 Pero fue su relación con el pueblo, hasta en rincones inimaginados, lo que lo hizo conocido desde aquellos momentos en que aportó a la radio secciones populares y diversas, haciendo  a la gente partícipe de sus promociones y programas.

 Y dicen que inauguró hasta un espacio para el amor, con correo para que los oyentes dirigieran sus correspondencias a la emisora COCO, con lo cual muchos jóvenes se carteaban y llegaban a conocerse personalmente, a entenderse y a establecer lazos formales, como matrimonio.

 Pero sin dudas Justo Vega se alzó como artista y obrero a partir de 1959, en que comienza a combinar su participación en programas especializados en música campesina con sus tareas de obrero común, algo que con mucho orgullo siempre desempeñó y de eso hablabla con entrega.

Justo Vega y Adolfo Alfonso, maestros del repentismo cubano

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Justo Vega y Adolfo Alfonso, maestros del repentismo cubano.

 Programas como Patria Guajira – donde se cantaban los logros del campesinado tras la Revolución naciente y se denunciaban acciones internas del imperialismo -  y la posterior fundación de Palmas y Cañas,  el estelar campesino de la televisión cubana, tuvieron a este hombre sencillo entre sus protagonistas y cantores principales por muchos años.

   Simultaneó también estos espacios con disímiles tareas en el Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT), el Consejo Nacional de Cultura, en los batallones de trabajo voluntario y las más diversas labores agrícolas,  especialmente en las brigadas de corte de caña.

 Sin poder desprenderse de su esencia guajira, Justo recorrió América Latina y otras partes del mundo junto a su inseparable amigo y compañero de controversias Adolfo Alfonso, encantando a todos en los lugares en que se presentaban y sembrando en los más jóvenes una semilla imperecedera de amor por la música campesina y tradicional cubana y particularmente, por el repentismo.

 Incontables momentos de alegría vivió este pueblo viendo a estos dos grandes lanzarse a largas y divertidas discusiones cantadas, que hicieron peculiar a este dúo. Tal parece que cuando cogían el micrófono se enfrentaban dos trenes, en un lenguaje que iba desde lo más culto hasta lo más popular, poniendo al público atento, expectante, haciendo reír para después terminar abrazados como uno solo.

 Estar en un gran teatro teatro nacional o internacional, era para Justo como si estuviera en medio de una fiesta campesina, que disfrutaba igualmente o más, pues siempre decía sentirse dichoso cuando podía extender la mano a las personas que lo rodeaban y cantarles de cerca. Por eso cooperativas, centros de trabajo, escuelas y los escenarios más variados disfrutaron su presencia y su arte para improvisar.

 El 13 de enero de 1993 Justo Vega se despidió físicamente de su pueblo, con la misma tranquilidad y optimismo con que vivió para cantarle a la Patria, a la naturaleza, a la tierra, a las mujeres, a los amigos, a la décima y a la propia vida.

 Los más jóvenes quizás no lo recordarán. Habrá entonces que rehacer su imagen, su vitalidad real, hacerlo nuestro cada día más, aprender de él, retomar sus lecciones – cantadas o anunciadas -, rescatar esas controversias que se guardan por ahí y que lo hicieron único, nuestro.

 Y entonces junto a él reiremos nuevamente, sabremos qué es ser campesino, qué es la amistad, por qué el abrazo tierno al pueblo y el deseo de ser útil y sembrar ideas nobles sin importar dónde y cómo. Ahí estuvo su grandeza.

Disfrute de una controversia entre Justo Vega y Adolfo Alfonso: